“Después de que el dios Kooch creó al mundo, pensó en crear a los hombres y mujeres. Les dio vida entonces, pero los encontró desprovistos de abrigos que cubrieran su piel y los protegieran del frío o del extremado sol.
Para ello les dio un poder especial a las mujeres quienes eran las únicas que podrían hilar y seleccionar las hierbas para teñir las lanas que finalmente servirían para confeccionar la vestimenta de cada uno. Enseguida se organizaron y se dejaron guiar por la luna en la recolección de frutos y hierbas que hicieran de cada prenda no sólo un abrigo sino también un escudo de protección para cada miembro de la comunidad, ya que en cada una se fusionaban la energía de la tierra y de la luna.”